La fisioterapia emplea medios y agentes físicos con distintos fines, tanto terapéuticos como de tipo preventivo. Uno de estos medios físicos es la corriente eléctrica. ¿Te has preguntado alguna vez para qué sirven las corrientes en fisioterapia? En fisioterapia llevamos empleando técnicas de electroestimulación desde el siglo pasado, marcando un antes y un después para muchos abordajes fisioterapéuticos.
En estas técnicas de electro estimulación muscular (EMS) se busca una respuesta motora muscular aplicando distintos tipos de corriente eléctrica de una forma controlada y específica. Pero… ¿para qué sirven las corrientes en fisioterapia y qué aplicaciones tienen?
Aplicación de la electroestimulación en fisioterapia
La electroestimulación en fisioterapia puede tener diversos usos. Una lesión conlleva un menor uso de algunos de nuestros músculos, lo que conduce a atrofia y pérdida de fuerza. La electroestimulación muscular podría reducir esto, siendo un complemento importante dentro de la fisioterapia en diversos tratamientos de rehabilitación.
También ha conseguido una elevada popularidad dentro del mundo del fitness y entre los deportistas, el entrenamiento con electroestimulación está bastante extendido y en muchos lugares podemos encontrar centros dedicados a este fin, aunque hace no mucho tiempo parecía algo reservado para los deportistas de élite.
Está muy extendido también el uso de electroestimuladores para la “recuperación deportiva” o para mejorar el rendimiento. Son comunes los programas de “masaje” y “recuperación” en algunos de estos aparatos, pero podrían no ser tan efectivos como generalmente se cree.
Aunque uno de sus beneficios es un efecto sobre el dolor, por lo que podría modificar las sensaciones de los deportistas. Entonces… si tal vez no recupera… ¿Para qué sirve la electroestimulación en fisioterapia? ¿Para qué sirven las corrientes en fisioterapia?
¿Para qué sirven las corrientes en fisioterapia?
Empleamos diversos tipos de corrientes para conseguir la contracción de la musculatura a tratar, jugando con la frecuencia o el ancho de pulso entre otros parámetros.
Cuando los estímulos eléctricos superan un cierto umbral desencadenarán un potencial de acción que derivará en una contracción muscular.
Esto puede ser interesante en encamados, como dijimos anteriormente, pero también en casos de inhibición muscular artrogénica o casos en que, por otras razones, no se consiga una contracción de calidad.
La terapia combinada de EMS con ejercicio voluntario parece conseguir mejores resultados que el ejercicio aislado, ya que el EMS aumenta el número de unidades motoras reclutadas, aumentando la fuerza de contracción y el gasto metabólico del ejercicio, por lo que la electroestimulación podría tener algún beneficio en un trabajo cara a la pérdida de peso corporal.
Podría ser una opción interesante en personas mayores de 50 años para el aumento de fuerza muscular, en pacientes con osteoartritis de rodilla, y para mejorar la fuerza muscular durante los dos primeros meses tras la reconstrucción del ligamento cruzado anterior.
Bien empleada es una opción muy interesante, pero hay que tener en cuenta algunas consideraciones, como que puede requerir mayores tiempos de recuperación que el entrenamiento convencional al tener mayores demandas de metabolitos.
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