La tendinopatía se define como dolor persistente del tendón y disfunción relacionada con la carga mecánica. De todas las tendinopatías de miembro inferior, la tendinopatía glútea es la más frecuente de todas: la incidencia aumenta con la edad y el riesgo es mayor en el sexo femenino (Albers, 2014). Tanto es su impacto en la funcionalidad y la calidad de vida, que los niveles de bienestar en estos pacientes equivalen a los de pacientes con artrosis de cadera en etapas donde ya es necesario el uso de prótesis (Fearon, 2014).
La tendinopatía glútea se identifica de manera inconsistente; comúnmente nos la derivan en consulta como “bursitis trocantérica”. Esto da como resultado una gestión subóptima, pues la “bursitis” implica una inflamación subyacente, que tradicionalmente se ha tratado con estrategias pasivas como reposo, electroterapia, medicamentos antiinflamatorios no esteroides y corticoesteroides; y aunque es verdad que puede coexistir la bursitis con la patología del tendón, la patología de la bolsa aislada es poco común y las células inflamatorias en la bursa rara vez están presentes (¡ya hablaremos de esto en nuestro Instagram!).
Actualmente se acepta que la patología del tendón glúteo es una tendinopatía de inserción no inflamatoria del glúteo medio y/o del glúteo menor. A pesar de esto, muchos médicos y fisioterapeutas continúan centrándose en la inflamación y realizando intervenciones pasivas, de “solución rápida” y de bajo valor. Lo primero que tenemos que hacer para valorar la tendinopatía glútea es recolectar los datos que nos señalen al tendón como origen del dolor y comprender las distintas estructuras que pueden generar un dolor similar con distribuciones que podrían confundirnos en la clínica, siendo el perfil típico mujeres en la edad media de la vida físicamente activas o con demandas mecánicas elevadas de miembro inferior con dolor en actividades de carga.
Una tendinopatía glútea se caracteriza por dolor y sensibilidad aumentada principalmente sobre el trocánter mayor que a veces se extiende hacia la parte lateral del muslo, afecta el sueño y causa dificultades funcionales asociadas con el dolor al cargar con una sola pierna (p.ej. subir escaleras, caminar, vestirse…
El examen clínico suele ser suficiente para diagnosticar la tendinopatía glútea y las pruebas de imagen se reservan para casos de síntomas persistentes. Es importante destacar que las anomalías de imágenes se presentan con frecuencia en personas sin síntomas (Blankenbaker, 2008), lo que destaca la necesidad de hacer coincidir los hallazgos de las imágenes con los hallazgos clínicos.
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