En todo tiempo, Seguridad
Pongamos un ejemplo
Imagina que tu paciente llega a consulta y bajo un correcto diagnóstico se plantea un tratamiento activo sobre el cual se va a progresar. Durante la sesión, se muestra seguro y logra completar de manera satisfactoria la sesión sin tener inconveniente alguno con su dolor. Sin embargo, al día siguiente que toca realizar ejercicio en casa, el paciente experimenta dolor y decide pausar el tratamiento hasta regresar a
clínica contigo. ¿Qué sucedió? Todo se trata de una percepción de seguridad.
El contexto condiciona
Durante la consulta el paciente se ve condicionado por múltiples factores tales como el ambiente del lugar, la momentánea desconexión de su rutina diaria, la actitud y seguridad que el fisioterapeuta le transmite, la motivación que el profesional le brinda, etc; y son estos los que le llevan a ser dependiente del tratamiento en clínica y no de sí mismo.
Entonces… ¿Está mal emplearlos? Por supuesto que ¡NO!
Es sumamente necesario generar una alianza terapéutica que promueva un ambiente de seguridad entre fisioterapeuta – paciente – tratamiento; sin embargo, no transmitir esa seguridad para el momento en que el paciente se enfrenta solo al ejercicio es un gran error.
Pero entonces, ¿cómo hago para que se sienta con la misma seguridad tanto estando en clínica como en su propia casa?
Las 4S’s para la Seguridad del Paciente
1. Su patología
Suena ilógico tomar de referencia la condición del paciente para poder motivarle y enseñarle a sentirse seguro, pero no lo es del todo. La incertidumbre juega un papel muy importante en el proceso de rehabilitación. Si el paciente ignora lo que sucede en su cuerpo, o no comprende de manera correcta qué pasa con él/ella a nivel fisiológico, es difícil que se sienta seguro en iniciar y avanzar en un tratamiento. Sucede en los paciente con Fibromialgia, los cuales en su mayoría no comprenden qué pasa dentro de ellos que provoca tanto dolor y discapacidad. Esto los lleva a invalidar sus emociones frente a su sintomatología y “cronifica” su cuadro. Así que, una correcta educación al paciente sobre su patología disminuye la incertidumbre y muestra claramente sus límites, pero también sus fortalezas.
2. Sus fortalezas
El cuerpo es fuerte y resiliente. Llevar la guía del proceso de rehabilitación de un paciente bajo la premisa de un cuerpo débil y “biomecánicamente infuncional” es una terrible equivocación. Nuestra responsabilidad como fisioterapeutas es esclarecer las fortalezas del cuerpo en medio de la adversidad de una discapacidad. La educación a un tratamiento activo se basa principalmente en la capacidad del cuerpo para adaptarse a movimientos, cargas, sensaciones, etc. La lesión o dolor que el paciente pueda experimentar no elimina la capacidad del movimiento ni su capacidad de adaptación; ni aun en lesiones del SNC.
3. Su foco
Un punto bastante fuerte pero muy incomprendido es la motivación. Nos centramos en motivar al paciente usando como base nuestras metas y objetivos impuestos hacia él/ ella. Pero…
• ¿Cuáles son sus metas?
• ¿En quién/qué está poniendo su mirada?
• ¿Qué le inspira a seguir adelante y no renunciar?
• ¿Cuál es su motivación?
Utiliza su foco como una herramienta de adherencia al tratamiento y su seguimiento en casa. La meta no está en la clínica, la meta no está en el fisioterapeuta; la meta permanece durante todo el proceso, tu solo guías, pero el objetivo marca la pauta.
4. Sus resultados
Una vez que ve resultados y cambios en la sintomatología disminuye su inseguridad. La mejoría en su cuadro clínico lo lleva a confiar en mayor manera no solo en ti, sino también en la calidad de la intervención.
“Si esto me da buen resultado en clínica, replicándolo en casa aumenta la posibilidad de una pronta mejoría.”
A un paciente que sabe que sucede con su cuerpo, conoce sus fortalezas, tiene un foco claro y ve resultados, no hay nada ni nadie que lo detenga. Se siente mejor, se siente más fuerte, se siente más funcional, y se siente seguro e independiente.
¡Viva la independencia!
Educar no solo se trata de explicar como funciona el dolor en la vida de un paciente. La educación es una herramienta indispensable para transmitir un mensaje, y uno de esos mensajes es la seguridad. Que él se sienta seguro de su cuerpo y logre sentirse en control de sus capacidades, aunque estas se encuentren limitadas, no debe limitarse a la clínica o consulta. Tenemos la responsabilidad de guiar a un paciente a la independencia, no solo de sus familiares o cuidadores, sino también de nosotros mismos.
Y tu paciente… ¿Es seguro de sí mismo?
Ideas clave
- La seguridad de tu paciente se verá influenciada por el ambiente y contexto en que se encuentra.
- Guíale a sentirse seguro dentro y fuera de clínica.
- Evita alimentar la incertidumbre del paciente sobre su patología, dolor o cuerpo.
- Enseñar fortaleza es enseñar seguridad. Tu paciente es fuerte, sin importar qué.
- Tener como incentivo el foco y los resultados de la intervención le brindan mayor motivación al paciente, lo que se traducirá como seguridad.