Uno de los grandes retos a los que nos enfrentamos los psicólogos en nuestro día a día en consulta es comunicarnos adecuadamente con nuestros pacientes. Debemos recordar pues, que la relación terapéutica dista bastante de lo que sería una relación interpersonal común.
Eso es debido a que el terapeuta siempre llevará el encuadre de la sesión y debe pilotar la conversación para ejercer adecuadamente. Además, establecer un buen vínculo psicólogo-paciente puede ayudar muchísimo al propio proceso de mejora en terapia. ¿Quieres saber cómo mejorar la comunicación con el paciente? En este artículo de Qeres Formación te damos las técnicas más efectivas.
¿En qué consiste la comunicación efectiva con el paciente?
El proceso psicoterapéutico se basa, sobre todo, en una dinámica de conversación entre la persona que acude a nuestros servicios (paciente) y el profesional que se compromete a trabajar en el caso (terapeuta). En este proceso vamos a identificar cuatro grandes partes:
- Las demandas y la expresión emocional del paciente.
- La exploración del terapeuta.
- Las técnicas aplicadas del terapeuta.
- El feedback que recibiremos del paciente.
En todas ellas, la comunicación efectiva es la clave puesto que debemos mantener siempre el canal comunicativo abierto para que fluya correctamente la relación terapéutica. Para ello, como figuras conductoras, vamos a tener que poner mucha conciencia en expresarnos adecuadamente, evaluando la situación y midiendo específicamente nuestras palabras.
Desde las ramas más humanistas de la psicología aprendemos que lo importante es comprender y empatizar con la persona que tenemos delante, que lo escuchemos y atendamos a su dolor, sus demandas y desde dónde las realiza. Por ello, una escucha activa será la clave para empezar una comunicación efectiva con el paciente.
No solamente se trata de escuchar, para evaluar bien las demandas de la persona que acude a consulta, debemos realizar las preguntas correctas y abordar la problemática de una manera específica. Una técnica muy curiosa que nos ofrece Giancarlo DiMaggio, uno de los pioneros de la terapia metacognitiva es la siguiente: Los psicólogos somos tontos, nos creemos listos pero no es así. A veces, damos por hecho cosas sobre nuestros pacientes o hacemos inferencias basadas en nuestros conocimientos, pero no hacemos las preguntas adecuadas y podemos equivocarnos.
Por eso es tan importante preguntar, haced todas las preguntas necesarias para conocer el problema del paciente, no deis por hecho nada.(1) Estas herramientas pueden ayudarnos a mejorar nuestra comunicación y, como consecuencia, conseguir un mejor resultado en el proceso psicoterapéutico.
Técnicas de comunicación con el paciente
A continuación, procederemos a dar técnicas específicas basadas en la psicología humanista que puedes poner en práctica para poder lograr una buena relación paciente- terapeuta:
- Empatizar y comprender a la persona que tienes delante: ponerse en los zapatos de tu paciente es la primera clave indispensable. – Respeto: tanto sus valores como sus ideales a pesar de que no los compartas al cien por cien. (En este punto ponemos la línea en aquellos valores violentos o irrespetuosos con otros individuos).
- Hacer de tu paciente un colaborador del proceso, no una persona inmóbil que acata órdenes. De este modo, también se responsabilizará de su propio proceso.
- Repasar juntos las metas y las expectativas para que él mismo vaya observando su propio progreso y, como consecuencia, aumente su motivación y autoestima.
Otro punto fundamental para mejorar la comunicación con los pacientes es recordar periódicamente el encuadre terapéutico, es decir: el ambiente sobre el que estáis trabajando. Si bien es cierto que estamos realizando un acercamiento empático y comprensivo, no podemos olvidar que es un proceso basado en la evidencia científica y, como consecuencia, debe tener un encuadre específico de tiempo, comunicación, técnicas a abordar…
Conseguir un correcto equilibrio entre la plena confianza y el desencuadre terapéutico no es fácil, pues no somos sus amigos íntimos pero tampoco debemos ser una figura imponente. Este equilibrio lo iremos consiguiendo con la experiencia y la práctica de la comunicación efectiva con el paciente.
Comunicación con el paciente y la familia
En ocasiones, en el proceso terapéutico no somos solo dos: la familia puede ser otro elemento a tener en cuenta en todo esto. Nuestro paciente está rodeado de una red de apoyo (más o menos extensa dependiendo del caso) y es posible que se sientan interesados por lo que ocurre en terapia.
En este caso, entra en el juego todo el tema de la confidencialidad y es que no debemos olvidar que, lo que pasa en consulta, se queda en consulta (a excepción de situaciones de alto riesgo). Lo que se aconseja en estos casos es hablar primero con el paciente sobre los temas que se van a abordar con la familia y si hay algún elemento que él o ella prefiera mantener en la privacidad.
De este modo, no comprometemos la relación terapéutica que ya hemos establecido. Si nuestro paciente es menor de edad, el asunto es algo más complejo ya que los padres sí tienen cierto derecho a conocer parte del proceso. Aquí es importante evaluar el nivel de confianza con el paciente y la información que queramos comunicar que creamos imprescindible. Con toda esta información que hemos aportado sobre cómo mejorar la comunicación con el paciente, llega el momento de ponerlo en práctica, sin olvidar los valores empáticos y la rigurosidad que debe caracterizar nuestra profesión.
En Qeres Formación buscamos siempre el mejor enfoque para tratar adecuadamente a las personas que acuden a consulta, por lo que, si quieres adquirir más herramientas para evolucionar como profesional sanitario, te recomendamos nuestras formaciones y cursos de experto.
Referencia bibliográficas
- 1) Extracto de la formación en terapia metacognitiva transpersonal realizada en julio de 2023 en A Coruña en el centro INTRA-TP.
- Dimaggio, G., Semerari, A., Carcione, A., Nicolō, G., & Procacci, M. (2007). Psychotherapy of personality disorders: Metacognition, states of mind and interpersonal cycles. Routledge.