Dolor inespecifico del miembro superior (parte 2)

Dolor inespecífico del miembro superior (Parte 2)

Dolor inespecífico del miembro superior (parte 2)

Moverse o no moverse, esa es la cuestión

Anteriormente habíamos hablado del dolor inespecífico de hombro y de cómo evaluarlo para abordarlo correctamente. Tras dejar madurar las ideas, plantearemos la pregunta que hicimos la vez pasada:

“Si nos llegase un paciente con dolor de muñeca y sin banderas rojas, ¿le recomendaríamos en un principio que se mantuviese activo o que estuviese en reposo?”

Esta es la pregunta que se plantearon Jones y colaboradores al observar que ciertas características de dolores distales de brazo (del codo en adelante) se asemejaban a las del dolor lumbar inespecífico. Además, sabemos que tanto los factores mecánicos (trabajo, cargas…) como los psicosociales (monotonía, falta de control, insatisfacción, creencias negativas…) están asociados.

Es más, parece que existe una relación directa entre este dolor inespecífico (sobre todo cuando se vuelve persistente) y factores como estrés o ansiedad, aunque seguimos sin saber si esta asociación es bidireccional…

Ante diversos casos de esta índole (como podría ser una tendinopatía de los extensores de muñeca), muchos profesionales siguen un modelo biomédico, es decir, “algo está dañado, luego hay que evitar el movimiento” y para remediarlo se recetan reposo y AINES.

Actualmente sabemos que el cuerpo se adapta a los cambios, pero a veces pueden ocurrir desequilibrios. Eso no es razón para evitar la actividad. De hecho, en este estudio vieron que aquellos que recibieron la pauta de ser activos se encontraron mejor a largo plazo que los que mantuvieron reposo (nos referimos al cabo de 6 meses).

¿Cómo podemos re-educar a nuestros pacientes al respecto?

Sabiendo esto, ¿por qué no cambiamos el enfoque? Del mismo modo que existe “El libro de la espalda” donde se aborda el dolor lumbar desde un punto de vista biopsicosocial y se dan consejos para manejarlo, en 2017 se creó el “Mantente activo para recuperarte rápido” en referencia al dolor de brazo.

Básicamente el mensaje es: este dolor es común y su resolución posible. Se dan pautas para saber cómo actuar (aunque algunos puntos podrían ser modificados) y se comienzan a introducir pequeñas lecciones de neurobiología del dolor (miedo-evitación, dolor # daño, “use-it-or-lose-it”, autoeficacia…) de forma sencilla.

Por contra podemos ver un folleto similar, pero con un enfoque biomédico en la parte final del estudio llamado “Consejos y guía para el dolor de brazo – Causas, diagnóstico y tratamiento”. En esta parte podemos ver mayor cantidad de nocebos y frases que alimentarían las creencias negativas de nuestros/as pacientes.

Viendo estos dos panoramas, os preguntamos:

¿Cuál de ambos suelen recibir los/as pacientes?

¿Qué información tratáis de transmitir y con qué se quedan realmente los/as pacientes?

Conclusiones

Hemos visto que el dolor inespecífico del miembro superior puede ser complejo a la hora de tratar al estar influenciado por tantos aspectos. Esto hace que sea más que necesario que tengamos las ideas claras y que sepamos no solo cómo abordarlo, sino también qué información dar.

Parece que el hecho de ser simplemente activos ya nos ayuda, pero ¿a qué nivel? ¿Está generando adaptaciones en la zona, cambios a nivel central o estamos reforzando la autoeficacia de nuestros pacientes? Puede que en algunos casos sea suficiente, pero en otras situaciones deberemos generar un estímulo diferente y prescribir ejercicio terapéutico. Saber dosificar la carga de trabajo en procesos dolorosos tales como tendinopatías, neuropatías o problemas músculo-esqueléticos es algo fundamental y necesario que todo/a fisioterapeuta debería conocer viendo los cambios que podemos llegar a generar.

Además, no solo lo que digamos, sino el cómo lo digamos tendrá especial relevancia en muchos casos, pero de eso ya hablaremos más adelante…

Dicho esto, ¿qué consideráis indispensable a la hora de prescribir ejercicio? ¡Os leemos!

Ideas clave:

  • ¡EMPODEREMOS A NUESTROS PACIENTES! En la gran mayoría de los casos, mantenerse activo tiene más beneficios que inconvenientes. Si no es el caso, tampoco fragilicemos…

  • Preocupémonos por el entorno de nuestros pacientes. Las repercusiones del mismo son importantes, no las dejemos pasar: deriva cuando sea necesario.

  • En caso de no ser capaces de llegar a un diagnóstico claro, antes que decir “Vaya, realmente estás muy mal, nunca había visto algo así… Será mejor que no te muevas mucho por si acaso”, ¿qué tal quedarse calladito/a? Cuidemos nuestras palabras, tienen mucho más impacto del que nos podemos imaginar.

Referencias bibliográficas:

  1. Jones GT, Macfarlane GJ, Walker-Bone K, Burton K, Heine P, McCabe C, et al. Maintained physical activity and physiotherapy in the management of distal arm pain: a randomised controlled trial. RMD Open. 2019;5(1):e000810.
  2. Ortego G, Villafañe JH, Doménech-García V, Berjano P, Bertozzi L, Herrero P. Is there a relationship between psychological stress or anxiety and chronic nonspecific neck-arm pain in adults? – A systematic review and meta-analysis. J Psychosom Res. 2016.
  3. Jones GT, Mertens K, Macfarlane GJ, et al. Epidemiology research report 2019a. Arm pain trial, study materials. 2017

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